Jazz en Dominicana en Casa de Teatro': ¡un maravilloso refrigero!

El pasado miércoles tuve yo uno de esos días en los cuales se siente uno atrapado por la "vida moderna", al irse intercalando el aburrimiento de las cosas aburridas (estar atrapado en el tránsito, esperar a ser atendido en el banco, etc.) con momentos muy intensos (evitar atropellar a un motero impertinente apenas en el último segundo, que algún cheque depositado fue rechazado porque el emisor no tenía fondos, etc.).

Yo no suelo tener muchas actividades en la semana, más bien tengo larguísimas temporadas encerrado en mi estudio, porque toda la interacción con la gente es vía la Internet o por el móvil. Más bien lo que trato de hacer es empaquetar en un mismo día varias cosas, a fin de no desperdiciar mucho la poca inspiración que normalmente disfruto.

En el caso del miércoles, había pautado una cita a inicio de la tarde con un hombre muy importante dentro de la industria de las telecomunicaciones continentales a propósito del lanzamiento próximo de uno de mis proyectos, pero esta persona quien además es un gran amigo, lamentablemente no pudo atender a la cita por muy particulares razones y yo me vi súbitamente teniendo que encontrar ocupación a mi tiempo porque ya estaba en la calle debido a asuntos previos. Pero, después de la cita suspendida, tenía más cosas de las que ocuparme; como visitar a un cliente para depositar unos documentos de facturación y nuevos contratos, luego atender a una rueda de prensa en el barrio colonial de Santo Domingo y en la noche ir al hotel de un amigo para discutir con él los detalles preliminares de un nuevo proyecto en vísperas de su regreso a Europa. Tristemente no había vuelta a casa hasta bien tarde en la noche.

Pues, para hacer corta una historia larga, luego de desarrollar el resto de las actividades sin ningún contratiempo, terminé la noche con el amigo y su señora en Casa de Teatro, porque ya me había enterado en un programa matutino en la radio que los miércoles allí se reunen un grupo de personas a propósito de una actividad que le llaman "Jazz en Dominicana en Casa de Teatro".

En realidad "Jazz en Dominicana" es un blog en dónde su curador mantiene a sus lectores al corriente de todas las actividades de Jazz que se desarrollan en República Dominicana, ¡haciendo un servicio público de inigualable valor social!

Esa noche tocaría en vivo un grupo local de mucho talento; sin embargo en general el ambiente en Casa de Teatro, que es una especie de bar anexo a una pequeña sala de teatro, es de muy buena onda, así que la calidad del tiempo que pasaríamos allí estaba garantizada.

¡Pero la cosa no resultó así, sino mucho mejor de lo esperado!

En primer lugar porque entre buena compañía la dicha siempre suele ser buena. En segundo lugar porque el grupo local pertenece a una gama mucho mayor que la que sus medios les han permitido por el momento exhibir apesar del alto desempeño (ojalá el 60% de los grupos de Jazz que tocan en París tuvieran el 60% del talento y la calidad de estos chicos). Y en tercer lugar por un invitado sorpresa que los "anchors" de la actividad genialmente introdujeron a mitad de la noche y sin previo aviso.

Se trata de Salieu Suso, un Griot de Gambia, quien se encuentra de visita en Santo Domingo en actividades de intercambio cultural. El Griot, quien además de cantar y tocar para nosotros su hipnotizador Kora, un instrumento fabricado con una calabaza enorme y (al parecer) un mástil de bambú al que se tensan las cuerdas, se enlazó en un jamm session con el grupo anterior, en lo que el Griot llamó "a true cultural exchange".Salieu Suso

Un Griot no sólo puede definirse como una persona que "cuenta cuentos". Provenientes de una casta endogámica, en una sociedad dónde no se lee ni se escribe, el Griot ha sido por milenios la biblioteca, el único vínculo con el palmarés de los ancestros de la tribu, es la alcancía del más grande tesoro que un africano puede acumular: su pasado. ¡Cuentan, cantando, las victorias de hace dos mil o más años, cuando los enemigos de sus antepasados eran gigantes que cabalgaban leones de guerra!

Todos mis amigos conocen mi fascinación por el Africa. Aprendí a amar y añorar (el vocablo correcto para describir ese sentimiento es la palabra portuguesa "saudade" porque el español no tiene un equivalente adecuado) con los profesores del Department of Afro-American Studies en Harvard y desde entonces me he considerado Diáspora y estoy en obras para descubrir a mis ancestros allí y algún día regresar a mis orígenes. Mi encuentro con el Griot me retrotrajo momentos muy místicos explorando las cosas africanas dentro de libros misteriosos en bibliotecas llenas de maravillas.

Si alguna vez has caminado por horas en un clima caluroso, vistiendo ropas inadecuadas y sin tomar nada de agua, y de repente te encuentras algún garito dónde te brindan asiento, sombra y te dan de beber, podrás entender lo que yo personalmente disfruté esa noche del miércoles después del día que cargaba encima.

¡Gracias inagotables para los "anchors" de 'Jazz en Dominicana en Casa de Teatro' por tan maravilloso refrigerio!