Magaly Pineda y su CIPAF

Aparentemente cuando las personas desaparecen es cuando realmente empieza la vida, a través del legado. Pero, si quienes nos hemos nutrido de otro ser no damos el testimonio ni celebramos su paso por la vida, somos peores que mezquinos.

Yo descubrí a Camila Henríquez Ureña gracias a doña Magaly Pineda y su CIPAF. Y eso cambió mi vida.

Nunca la conocí en persona, pero sí conocí y beneficié del fruto de su trabajo y esfuerzo, el Centro de Investigación para la Acción Femenina, el CIPAF.

El CIPAF está, tal vez, entre las primeras tres organizaciones dominicanas en colocar su Centro de Documentación en Internet; porque, por allá por el año 1995, mientras perfilaba sobre qué ir a por mi doctorado, alguien me dio su dirección online. En el Centro de Documentación del CIPAF fue donde me encontré a Salomé Camila Henríquez Ureña.

A la señora Pineda muchos detractores la acusan de querer cambiar el mundo para mal, “empoderando a las mujeres y a las lesbianas”, promoviendo el “maldito feminismo”. Para otros ella era parte de la siempre “impertinente” Sociedad Civil que financiada por el USAID, el Imperio, buscan implementar la Nueva Babilonia. Sin embargo, hoy, a su partida, el Estado no lo controlan las lesbianas, no se vive en el matriarcado, y en general, el mundo que ella deja no es peor sino mejor.

Para mi, sólo el hecho de mantener viva una institución académica durante tantos años agregando valor permanentemente en todos los frentes de la sociedad, innovando, siendo increíblemente creativa para financiar los proyectos, las instalaciones abiertas y la empleomanía; tan sólo los puestos de trabajo y el entrenamiento constante que ella propiciaba y pagaba, merece el reconocimiento franco y sincero de la Sociedad.

Honrarla con el nombre de un calle, de una escuela, de un campus universitario, sólo serán gestos pequeños ante el legado y el patriotismo de esta gran dama; pero ¡debe hacerse! porque Noblesse oblige

Magaly, nunca te conocí, pero siempre te agradeceré infinitamente que me hayas presentado a Camila. Ahora vuestras energías han vuelto a encontrarse. Un día espero la oportunidad de charlar con vosotras en algún sitio, en algún estado y con tiempo suficiente.